
Jennifer Tumbaco y Claudia Ordóñez son dos graduadas de la ESPOL que hoy comparten no solo una maestría en la Universidad Politécnica de Valencia, sino también una historia marcada por la dedicación, el compañerismo y el orgullo de ser politécnicas.
Una se graduó en el 2017 y la otra en el 2022. Sus caminos nunca se cruzaron en la ESPOL. Fue en España, a través de Microsoft Teams y LinkedIn, donde se conocieron al coincidir en el mismo programa de postgrado: el Máster Universitario en Ingeniería de la Producción, Logística y Cadena de Suministros.
Sin embargo, pese a no haber coincidido en las aulas politécnicas, ambas comparten una sólida formación académica y coinciden con su profunda vinculación con la vida estudiantil.
Jennifer, graduada de Ingeniería en Logística y Transporte, fue una de las impulsoras del Club de Logística Integral Politécnico (CLIP), mientras que Claudia, que se incorporó en Ingeniería Industrial, participó en la Empresa Juvenil de la ESPOL (EJE) y fue ayudante académica.
Desde la Federación de Estudiantes Politécnicos (FEPOL), Jennifer organizó eventos, campañas solidarias y colaboró con la formación de otros estudiantes. Claudia, por su parte, aprovechó cada oportunidad para fortalecer su perfil con prácticas y actividades que complementaran su formación.
Hoy, ambas destacan el valor de esa experiencia politécnica. “Sentí orgullo al ver que lo que aprendimos en ESPOL está a la altura de cualquier universidad del primer mundo”, dijo Claudia y Jennifer coincide: “La base académica que tenemos es fuerte y sólida. Eso lo hemos comprobado aquí”.
En su etapa actual, han encontrado también espacios para crecer profesionalmente. Claudia realiza prácticas en el área de supply chain en Schneider Electric, empresa que se dedica a la fabricación de insumos eléctricos; Jennifer trabaja en el área de transporte y compras de Roquette Laysa España, compañía orientada a la industria cosmética.
Ambas aplican conocimientos adquiridos en su máster, pero también aquellos que desarrollaron en su paso por la ESPOL. Reconocen que la experiencia ganada en los clubes y actividades extracurriculares fortalecieron sus aptitudes.
Más allá de la formación técnica, destacan el apoyo mutuo y el vínculo que se generó al descubrir que compartían una raíz común. “Encontrarte con otra politécnica en otro país, con esa misma energía y valores, fue un gran alivio”, cuenta Jennifer.