Investigadores de tres universidades exponen proyecto sobre Agricultura Inteligente para el monitoreo y diagnóstico del cultivo de maíz

Jue, 10/11/2022 - 14:48

Para el año 2050, la población mundial superará los 9.000 millones de personas; y se estima que la demanda de productos agrícolas se incrementará entre un 60 y 70 %, aproximadamente.  Esto plantea desafíos para los gobiernos en términos de soberanía y seguridad alimentaria.

En Ecuador, el maíz representa cerca del 2 % del producto interno bruto agrícola nacional y es el de mayor producción en la región Costa. Su productividad es sostenida principalmente por la agricultura familiar; se produce en condiciones de secano (estación lluviosa) y uso indiscriminado de agroquímicos, reflejando prácticas de cultivo inadecuadas que disminuyen los niveles de producción y degradan los ecosistemas naturales.

Para afrontar estos desafíos es importante entender mejor los sistemas agrícolas mediante el monitoreo y análisis continuo de las características agronómicas y de producción. 

Teniendo como base esta motivación, nació el proyecto Agricultura inteligente para el monitoreo y diagnóstico del cultivo de maíz (Zea Mays), que formó parte de la convocatoria CEPRA XVI realizada por la Corporación Ecuatoriana para el Desarrollo de la Investigación en la Academia, CEDIA. 

Este proyecto incluye una solución web para el manejo eficiente del cultivo de maíz.

En un taller de divulgación científica, que se realizó este 9 de noviembre en la ESPOL, se dieron a conocer detalles de este proyecto impulsado por un equipo interinstitucional de investigadores de tres universidades públicas del país: La ESPOL, Universidad Técnica de Manabí (UTM) y Universidad de Cuenca.

Taller de divulgación científica sobre Agricultura Inteligente

Los expertos se especializan en el campo de la Agricultura, Computación y en el uso de técnicas y herramientas tecnológicas para el monitoreo y diagnóstico de los cultivos.

Por parte de la ESPOL, formaron parte de este proyecto investigadores del Centro de I+D+i de Sistemas Computacionales (CIDIS), de la Facultad de Ciencias de la Vida (FCV) y la Facultad de Ingeniería en Electricidad y Computación (FIEC)

En calidad de investigadores participaron María Fernanda Calderón (directora del proyecto), Miguel Realpe y Jonathan Paillacho; y como técnicos de investigación, Andrea Calero, Axel Godoy y Danny Ucho. 

De la UTM participó como codirector el investigador Henry Pacheco; y como técnico de investigación, Roger Delgado.  Mientras que por parte de la Universidad de Cuenca formaron parte del proyecto los investigadores Rosa Lupercio, Andrés Arciniegas y Víctor Tacuri; y como técnicos de investigación, Daniel Macancela y Luis Lupercio. 

La decana de la FCV, Julie Nieto, ofreció las palabras de bienvenida al evento.  Se refirió a la Agricultura 4.0 como la evolución e incorporación progresiva de la tecnología en la producción agrícola para la agricultura de precisión, la cual ya es una realidad en el mundo y una necesidad en Ecuador. 

“La creciente demanda de alimentos obliga a optimizar el manejo y productividad de nuestros cultivos para maximizar su potencial.  Este proyecto es una visión y aporte al futuro de Ecuador, proveyendo las bases para una agricultura inteligente, desarrollándose para el monitoreo y diagnóstico del maíz”, afirmó Julie Nieto.

La directora del proyecto, María Fernanda Calderón, se refirió a la agricultura inteligente como una alternativa tecnológica para mejorar el proceso de producción en términos económicos, sociales y ambientales.  “Propusimos un proyecto que tiene la finalidad de fomentar el uso de herramientas tecnológicas en la Agricultura, con el uso de drones, técnicas de teledetección y aprendizaje profundo, donde pequeños y medianos agricultores son claves”, expresó la investigadora. 

La agenda del taller incluyó ponencias de varios expertos, quienes compartieron una visión amplia, contextualizada y relacionada con el proyecto.  

El profesor e investigador de la FCV, Eduardo Álava, expuso sobre los retos tecnológicos de la producción de maíz en la costa ecuatoriana; el gerente general de la consultora Barzola, José Rivas, explicó algunas herramientas geotecnológicas aplicadas al sector productivo del país;  el gestor de transferencia tecnológica e innovación de la ESPOL, Álvaro Torres, habló sobre la importancia de la alianza universidad – empresa – estado, como una estrategia para promover la innovación.  

Álvaro Torres, investigador de la ESPOL.

Álvaro Torres recalcó que “en el mundo de la investigación aplicada el desafío está en llevar resultados de investigación hacia productos y servicios que vayan a suplir una necesidad del entorno, pero más allá de eso es generar impacto en temas sociales, climáticos, económicos, culturales y éticos”. 

Durante su participación, el codirector del proyecto e investigador de la UTM, Henry Pacheco, habló sobre los índices espectrales para el diagnóstico del cultivo del maíz en Manabí; el profesor investigador de la ESPOL, Andrés Arciniegas, expuso sobre el maíz blanco en la provincia del Azuay; y el profesor e investigador de la ESPOL, Miguel Realpe, hizo la presentación de la plataforma web versión Beta para el manejo eficiente del cultivo del maíz.

La solución web será para el mapeo y gestión de la cartografía de cultivos.  En la plataforma se podrá visualizar, consultar y descargar la geoinformación creada en el proyecto.  A partir de imágenes aéreas se podrá estimar índices espectrales de vegetación y aplicar modelos de predicción para el monitoreo y diagnóstico en los cultivos. 

Los investigadores decidieron caracterizar el comportamiento agronómico y productivo del cultivo de maíz en tres parcelas experimentales de media hectárea cada una y parcelas producción de 150 ha distribuidas en las provincias de Manabí, Guayas y Azuay.

Entre las ventajas de la Agricultura 4.0 están el aumento de la productividad en los cultivos, el uso eficiente de insumos agrícolas, la disminución de las actividades de monitoreo en campo, la mayor precisión en el manejo de los campos de producción agrícola y la disminución de los costos de producción. 

Este proyecto se convierte así en un excelente ejemplo de investigación aplicada, de ciencia al servicio del sector productivo, alineada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.